El ser humano ha sido objeto de fascinación en cuanto a la complejidad de su mente y la percepción que tiene de sí mismo. Sin embargo, en ocasiones esta relación entre mente y cuerpo no coincide como debería y dar lugar a trastornos psicológicos tales como el Trastorno de Identidad de la Integridad Corporal (TIIC), una condición poco conocida pero que genera un gran impacto en la vida de quienes la padecen, por la forma en la que perciben su cuerpo, muy diferente a como los demás lo hacen.
¿QUÉ ES EL TRASTORNO DE IDENTIDAD DE LA INTEGRIDAD CORPORAL?
El Trastorno de la Identidad de la Integridad Corporal, también conocido como síndrome de la apotemnofilia, es un trastorno psicológico en el cual una persona experimenta una disociación entre su imagen corporal y la percepción que tiene de sí misma. Esto puede llevar a una intensa y persistente necesidad de amputar o dañar una parte sana de su cuerpo para lograr congruencia con su identidad percibida.
Los síntomas del TIIC varían entre los individuos afectados, pero algunos de los signos más comunes incluyen:
Obsesión compulsiva: Los individuos pueden experimentar pensamientos obsesivos y persistentes sobre la necesidad de amputar o dañar una parte específica de su cuerpo.
Malestar intenso: La presencia de la parte del cuerpo en cuestión genera un malestar emocional significativo y una sensación de incoherencia con la propia identidad.
Comportamientos autodestructivos: Algunas personas pueden recurrir a la autolesión para simular la amputación o daño deseado, lo que puede representar un peligro real para su salud y bienestar.
¿QUÉ CAUSA EL TRASTORNO DE LA IDENTIDAD DE LA INTEGRIDAD CORPORAL?
Aunque el Trastorno de Identidad de la Integridad Corporal es un trastorno poco común y de difícil diagnóstico, los investigadores han realizado avances significativos para comprender su naturaleza y los factores subyacentes que podrían contribuir a su desarrollo.
El estudio de McGeoch, realizado en el 2019, los investigadores utilizaron imágenes de resonancia magnética funcional para analizar la actividad cerebral de individuos con TIIC mientras se les mostraban imágenes de sus propias extremidades, así como de extremidades de otras personas. Los resultados revelaron una respuesta neuronal alterada en áreas cerebrales asociadas con la representación del cuerpo y la percepción sensorial, lo que sugiere una disfunción en los mecanismos neurales que subyacen a la imagen corporal.
Por otro lado, en la investigación de Hilti, efectuada en el 2021, los investigadores examinaron la relación entre el TIIC y los trastornos psiquiátricos comórbidos, como la depresión y los trastornos de ansiedad. Los resultados mostraron una alta prevalencia de comorbilidad en individuos con TIIC, lo que sugiere que los aspectos psicológicos y emocionales desempeñan un papel importante en la manifestación y el mantenimiento del trastorno.
MITOS Y REALIDADES SOBRE EL TRASTORNO DE LA IDENTIDAD DE LA INTEGRIDAD CORPORAL
Existen algunos mitos y conceptos erróneos sobre el TIIC. A continuación, se presentan algunos de ellos junto con las verdades correspondientes basadas en evidencia científicas:
Mito: El TIIC es simplemente una forma de fetichismo o una preferencia sexual inusual.
Realidad: El TIIC no está relacionado con el fetichismo ni con preferencias sexuales. Es un trastorno psicológico que implica una disociación entre la imagen corporal y la identidad percibida, y no está motivado por deseos o fantasías sexuales.
Mito: Las personas con TIIC solo buscan llamar la atención.
Realidad: Las personas que sufren de TIIC experimentan un malestar emocional genuino y una profunda incongruencia entre su imagen corporal y su identidad percibida. No buscan llamar la atención, sino encontrar coherencia entre su cuerpo y su sentido de sí mismos.
Mito: El TIIC es un trastorno raro y poco común.
Realidad: Aunque el TIIC es menos común que otros trastornos psicológicos, se estima que afecta a un número significativo de personas en todo el mundo. La falta de conciencia y comprensión sobre esta condición puede contribuir a la subestimación de su prevalencia.
Mito: El TIIC es solo una forma extrema de dismorfia corporal.
Realidad: Si bien el TIIC y la dismorfia corporal comparten ciertos aspectos, son trastornos distintos. La dismorfia corporal implica una preocupación excesiva por defectos o imperfecciones percibidas en la apariencia física en general, mientras que el TIIC se enfoca en la necesidad de modificar o amputar una parte específica del cuerpo.
Mito: Las personas con TIIC solo necesitan aceptar su cuerpo tal como es.
Realidad: La aceptación del cuerpo es un componente importante en el tratamiento del TIIC, pero no es tan simple como “aceptarse a uno mismo”. El TIIC implica una profunda disonancia entre la identidad percibida y la imagen corporal, y el tratamiento se centra en abordar los aspectos psicológicos subyacentes y encontrar estrategias de adaptación saludables.
DIFERENCIAS ENTRE EL TRASTORNO DE LA IDENTIDAD DE LA INTEGRIDAD CORPORAL Y OTRAS ENFERMEDADES SIMILARES
Es importante distinguir el TIIC de otras condiciones similares, como la dismorfia corporal y la xenomelia. Mientras que la dismorfia corporal implica preocupaciones excesivas por defectos o imperfecciones percibidos en la apariencia física en general, la xenomelia se refiere a la sensación de que una o más extremidades no pertenecen al propio cuerpo. En contraste, el TIIC se centra en la necesidad de modificar o amputar una parte específica del cuerpo para lograr una coherencia con la identidad percibida.
¿SE PUEDE CURAR EL TRASTORNO DE LA IDENTIDAD DE LA INTEGRIDAD CORPORAL
Aunque no existe una cura definitiva para el TIIC, diversos enfoques de tratamiento han mostrado beneficios significativos. Los enfoques terapéuticos, como la terapia cognitivo-conductual, la terapia de aceptación y compromiso, y la terapia psicodinámica, pueden ayudar a los individuos a explorar y gestionar sus emociones subyacentes, mejorar su autoaceptación y desarrollar estrategias saludables de afrontamiento. Además, en casos graves, la cirugía reconstructiva selectiva puede considerarse como último recurso.