Muchos de nosotros hemos experimentado algún tipo de trauma durante nuestra vida. A veces escapamos sin efectos a largo plazo, pero para millones de nosotros, estas experiencias persisten, causando síntomas como flashbacks, pesadillas, y pensamientos negativos que interfieren con nuestro día a día.
Este fenómeno llamado Trastorno de estrés postraumático, o TEPT, no es un fracaso personal; mas bien, es un mal funcionamiento tratable de ciertos mecanismos biológicos que nos permite hacerle frente a experiencias peligrosas.
Para entender el TEPT, primero necesitamos entender como el cerebro procesa una amplia gama de pruebas, incluyendo la muerte de un ser querido, violencia doméstica, heridas o enfermedades, abusos, violaciones, guerra, accidentes automovilísticos y desastres naturales. Estos eventos pueden provocar sentimientos de peligro e impotencia, que activa el sistema de alarma del cerebro, conocida como la respuesta de “Luchar-Huir-Congelarse”
Cuando esta alarma suena, el hipotálamo, la pituitaria y los sistemas suprarrenales, conocido como el eje HPA, trabajan juntos para enviar señales al sistema nervioso autónomo. Esa es la red que comunica con las glándulas suprarrenales y los órganos internos para ayudar a regular funciones como el ritmo cardiaco, la digestión y la respiración. Estas señales empiezan una cascada química que inunda el cuerpo con diferentes hormonas del estrés, causando cambios fisiológicos que preparan al cuerpo para defenderse por sí mismo.
Nuestro ritmo cardiaco sube, la respiración se acelera y los músculos se tensan. Incluso después de que la crisis termina, los elevados niveles de hormonas del estrés pueden durar días, contribuyendo a la sensación de nerviosismo, pesadillas, y otros síntomas.
Para la mayoría de las personas, estas experiencias desaparecen en el transcurso de unos cuantos días hasta dos semanas hasta que los niveles hormonales se estabilicen. Pero un pequeño porcentaje de aquellos que experimentan un trauma tienen problemas persistentes, a veces desapareciendo temporalmente solo para resurgir meses después.
No comprendemos completamente que sucede dentro del cerebro, pero una teoría es que la hormona del estrés llamada cortisol podría estar continuamente activando la respuesta de “Luchar-Huir-Congelarse” mientras reduce en general el funcionamiento cerebral, provocando una serie de síntomas negativos.
Estos síntomas normalmente caen en cuatro categorías: pensamientos intrusivos, como sueños y recuerdos, evitando los recuerdos del trauma; pensamientos y sentimientos negativos, como el miedo, la ira y la culpa; y síntomas “reactivos” tales como irritabilidad y dificultad para dormir.
No todos tienen todos los síntomas, o los experimentan en la misma medida e intensidad. Cuando los problemas duran más de un mes, TEPT es a menudo diagnosticado. genética, estrés abrumador continuo, y muchos otros factores de riesgo como una enfermedad mental preexistente o falta de soporte emocional, puede jugar un rol en determinar quien puede experimentar TEPT. Pero la causa subyacente sigue siendo un misterio médico.
El mayor reto de afrontar el TEPT es la sensibilidad a los disparadores, estimulaciones físicas y emocionales que el cerebro asocia con el trauma original. Estos pueden ser sensaciones diarias que NO son inherentemente peligrosas pero provoca poderosas reacciones físicas y emocionales. Por ejemplo, el olor de una fogata puede evocar la memoria de estar atrapado en una casa en llamas. Para alguien con TEPT, ese recuerdo activa la misma cascada neuroquímica que el evento original; que luego levanta el mismo sentimiento de pánico e impotencia como si estuvieran experimentando el trauma una y otra vez.
Intentar evitar estos disparadores, que a veces son impredecibles, pueden encaminar hacia al aislamiento. Esto puede dejar los sentimientos de las personas invalidados, ignorados o malentendidos, como si se hubiese presionado un botón que pausara sus vidas, mientras que el resto del mundo continúa girando.
No obstante, hay opciones. Si tu piensas que probablemente sufres de TEPT, el primer paso es tener un evaluación con un profesional de la salud mental que puede dirigirte hacia los muchos recursos disponibles. La psicoterapia puede ser muy efectiva para el TEPT, ayudando a pacientes a tener un mejor entendimiento de sus disparadores, además de que ciertos medicamentos pueden hacer a los síntomas más manejables, así como prácticas de cuidados personales, tales como la meditación y el ejercicio frecuente.
¿Qué pasa si notas signos de TEPT en un amigo o un miembro de tu familia? Soporte social, aceptación y empatía son la llave para ayudar a su recuperación. Déjanos saber que entiendes por lo que están experimentado, y que no los culpamos por sus reacciones. Si ellos están abiertos, animarlos a buscar tratamiento profesional.
TEPT es conocido también como “La herida oculta” porque viene sin signos físicos externos. Sin embargo, aunque si es un trastorno invisible, no tiene porque ser uno silencioso.